De cómo las artes pueden ser complementarias y provocar sensaciones únicas destinadas a la experimentación y al placer, abandonando el papel de “detective musical”.
Por: Matías Picallo
No son pocas las veces que se intenta dar con el famoso “que quiso decir la letra de…”. En ese penoso derrotero de inútil de decodificación banal intervienen desde conductores de radio hasta fanáticos, filosos filósofos o directores de orquesta.
No ha faltado el descarado que haya osado interpelar al autor, preguntándole que quiso decir en tal o cual pasaje, poniendo en diversas situaciones a su entrevistado desde la verdadera explicación hasta la necesidad de inventar una mítica historia que se encontrara a la altura de tal requerimiento.
¿Y si esto no fuera lo estrictamente importante?. Efectivamente: no lo es.
La música, como todas las artes, tiene una única explicación; la que genera espiritualmente. Solamente se entiende desde la contemplación y lo que la obra en sí misma genera. Ya sea la canción más pasatista, a la más retorcida todas (según gusto) pueden ser percibidas. ¿Acaso hay algo más idiota que explicar una canción?
Lejos de esto, las expresiones artísticas enriquecen el alma y pueden dialogar entre sí, creando experiencias inexplicables. Dependiendo de los estados de ánimo puede encontrarse belleza absoluta escuchando, por ejemplo, el disco Abey Road de los Beatles al tiempo que se lee el clásico de Richard Bach: Juan Salvador Gaviota o, tal vez; Escuchar "Quiero llenarme de Ti" del queridísimo Sandro, al tiempo que se come un plato de ravioles con tuco, una gran obra de arte de la abuela.
No importa que dicen en sí, sino que nos dicen entre ellas, a nosotros, solamente a nosotros. Esa es una forma de disfrute.
La sexta placa de estudio de Soda Stereo, publicada en 1992 y titulada "Dynamo", tuvo la difícil tarea de sobreponerse a la explosión generada por su anterior disco: "Canción animal" algo que, al parecer, no se consiguió, aunque años después se convirtió en un verdadero disco de colección.

"Dynamo" es un trabajo absolutamente visceral, con guitarras distorsionadas bien al frente, climas densos y, por momentos oscuros. Este disco marcó un comienzo y un fin: Fue el comienzo del llamado rock sónico y el fin del pacto del trio con su discográfica Sony Music.
Por su parte, en 1958, Roberto Arlt se adentraba en el terreno fantástico publicando “La luna roja”, un inquietante relato de juicio final, donde todos, animales y personas, abandonan su vida de civilización y marchan ordenadamente hacia el apocalíptico fin de todos los días, bajo “la luna, fijada en un cielo más negro que la brea”.
La analogía marca un disparador: El lado B del disco de Soda Stereo (Para quienes lo escuchen en vinilo) abre con el tema “La luna roja”.
Quienes gustan de intentar descifrar las literalidades de las canciones, tienen conjeturas acerca de la canción y afirman que hablaría del SIDA, simbolizado en esa “luna roja” (¿?) y se valen de ciertos pasajes de la letra: "Cuídame, yo te cuidaré. “Yo también pagué placeres ciegos y no quiero ver la luna roja sobre el mar negro".
En otra parte también menciona: "Es peligrosa y te hace mortal [...]" ¿refiriéndose al peligro del SIDA? Suena, en principio pobre, aunque esta teoría se fortalece al conocer que las regalías de la canción fueron donadas a la fundación Hesped.
Sin embargo, como se planteó en un principio, la idea es alejarse de intentar descifrar que quiere decir, más bien, de un viaje conjunto que tiene como disparador un mismo título y semejanzas complementarias de una obra con otra y que resultan asombrosas.
En este punto, se dá por sobreentendido que cualquier lector de este artículo ya ha leído minuciosamente el relato de Arlt y escuchado, unos cuantos pares de veces, la canción de Soda Stereo.
DESCARGAR "LA LUNA ROJA" DE ROBERTO ARLT
"La luna roja" Soda Stereo: "El ultimo concierto"
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Similitudes y complementariedades:
En ambos casos; la luna de ese extraño color revela una situación fuera de lo común, un suceso inesperado y trágico, apocalíptico y sin vuelta atrás. La oscuridad sobre todo y la única vista en “la luna roja” que es sinónimo de destrucción. Para Arlt está incrustada en un cielo negro como la brea mientras que, para Cerati esa luna lo está “sobre el mar negro”. La significación sería muy similar.
Para la novela de Roberto Arlt; una ciudad entera (no importa cuál) abandonan su habitualidad y salen de sus edificios y rascacielos en silenciosa marcha hacia ello, hacia el fin. En la visión de Cerati es un solo personaje el que lo hace, pero bajo la misma conducta: “El salió y dejó la casa vacía” reza la primera frase de la letra mientras que Arlt narra la salida de una multitud a la calle desde uno de los tantos rascacielos: “Al llegar a la calle, los primeros fugitivos aspiraron afanosamente largas bocanadas de aire fresco. […]”.
La segunda estrofa: “Primero león, luego cordero”, esta frase podría ser una clara metáfora que alude a los dos comportamientos de una persona, en el sentido más bíblico, pero también, en el cuento de Arlt aparecen los animales: “Las fieras echaron a correr, y como si se hubiera pasado una consigna, ocuparon la vanguardia de la multitud.”
En el cuento jamás se rompe la omnisciencia narrativa, aunque, en la canción el narrador salta en un momento este paso y dialoga retóricamente con su personaje: “Cuídame, yo te cuidaré, yo también pagué placeres ciegos y no quiero ver la luna roja […]”. Si se encarara el final de los días, el juicio final donde todos los actos son juzgados: ¿No sería bueno arrepentirse de todos los pecados? ¿Es el narrador quien dialoga con su personaje, o es una frase textual de su personaje lanzada a un interlocutor incierto?
La canción, compuesta en LA mayor repite permanentemente el mismo riff, que va creciendo cada vez más hasta quemar. Las distorsiones ganan paulatinamente lugar a los chorus y la letra abandona su lugar para convertirse en una obra meramente musical que dura tanto o más que la parte cantada y parece poner el marco exacto de devastación al que la gente marcha, es esta, sin duda, la parte más complementaria del fragmento final de la obra de Roberto Arlt.
Entendiendo la historia como una red y no como una vía es que se puede entender también los millones de posibilidades que hay para contar una historia y que estas no son opuestas, sino que conforman el entramado de un todo. No sería descabellado jugar momentáneamente a que la narrativa musical de “La luna roja” puede obedecer a uno de los personajes de la masa sin nombre que el cuento muestra, un relato desde el ojo de uno de los tantos.
Todo esto es, sin la más mínima intención de interpretar la literalidad de la canción o, en todo caso, permitiendo que “se presten” entre ambas.
¿Si la canción hablara sobre el día del juicio final que sugiere Arlt? o ¿Si el cuento fuera una metáfora sobre la aparición del SIDA
“Bajo la luna roja, bloqueada de rascacielos bermejos, la multitud estalló en un grito de espanto:
—¡No queremos la guerra! ¡No..., no..., no!...
Comprendían esta vez que el incendio había estallado sobre todo el planeta, y que nadie se salvaría.” (Arlt)
“Es peligrosa… y te hace mortal…” (Cerati/Bosio)
Title :
CERATI – ARLT: Las lunas rojas
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5